Si bien Isaba es conocida por su entorno natural, culturalmente la localidad tiene mucho que ofrecer. Desde la llegada del visitante, la estructura del pueblo llama la atención. La arquitectura típica de las casas pirenaicas va unida a la oferta cultural que ofrece.
Un ejemplo es la Casa de la Memoria, un museo nos permite hacer un recorrido por lo que ha sido la historia y las maneras de vivir de los roncaleses. Entre otras cosas, repasa los diferentes tipos de trajes roncaleses que se han utilizado a lo largo de la historia.
Otras de las visitas ineludibles esta en la ermita de Idoia. Uno de los lugares más visitados, acogedores y especiales de Isaba. Se ubica a apenas un kilómetro del pueblo en un rincón por el que discurre el sendero GR-11 y que además sirve de paseo para muchos izabarres.
La iglesia-fortaleza de San Cipriano es otro de los puntos a visitar. Construida en el siglo XV, de piedra sillar, llama la atención por su estructura y extensión. El retablo es de estilo plateresco (construido en 1537) y a su vez, es reseñable el órgano barroco que data de 1751 (fue restaurado en 1977 y es uno de los pocos ejemplares históricos de Navarra aptos para conciertos).
En la parte alta de Isaba se encuentran los vestigios de lo que en su día fue un castillo que dominaba toda la parte superior del pueblo.
Para poner en valor todo este patrimonio y en especial el traje roncalés, cada año en el mes de agosto la Asociación Cultural Kurruskla organiza el Día de la Indumentaria Roncalesa que atrae a cientos de personas y que consiste en la teatralización de diferentes pasajes de la historia de Isaba y el Valle de Roncal.